¿Aplazas tus tareas cotidianas (ir al banco a pagar, hacer las compras en el mercado, visitar al médico para tu chequeo, cortarte el cabello, etc.)?
¿Te encuentras todos los meses proponiéndote empezar la dieta o la rutina de ejercicios y llega el fin de mes y no lo has hecho?
¿No entregas tus trabajos a tiempo o no te preparas para reuniones importantes o aplazas constantemente visitas a tu familia o amigos?
O, ¿ante una tarea a realizar te encuentras diciendo:
“Esto me aburre, mejor empiezo con esto otro”
“Voy a revisar primero mi correo…”
“Veré un rato la tele y luego…”
“Voy a relajarme un poquito antes de…”
“Me va a tomar mucho tiempo, mejor mañana…”
“Juego en la computadora un momento y luego…”?
Si has contestado sí a alguna de estas preguntas, tú procastinas.
Esta curiosa palabra –procrastinación- hace referencia a la tendencia a postergar, posponer o retrasar actividades o situaciones que deben atenderse con urgencia y, en lugar de ello, dedicarse a cosas más triviales. Es decir, la tendencia a dejar todo para el último momento…
Un estudio publicado recientemente en la revista PLoS ONE (2016) y realizado por investigadores alemanes a más de mil personas comprobó que una mayor tendencia a la procrastinación se relacionaba con mayor estrés, más problemas de ansiedad y depresión, y mayor fatiga. Además se encontró relación entre la procrastinación y una menor satisfacción con la vida.
¿Por qué procrastinamos?
Según William Khaus, las personas que tienden a la procastinación:
- Tienen creencias irracionales que les hacen ver el mundo con múltiples exigencias con las que no se sienten capaces de cumplir.
- Son perfeccionistas y autoexigentes y tienen miedo al fracaso.
- Experimentan mucha ansiedad y esrés al acumulárseles el trabajo por su dificultad para tomar decisiones.
- Experimentan rabia e impaciencia hacia sí mismas por no poder cumplir las metas que se marcan.
- Aceptan todo tipo de demandas de los demás por no perder la aceptación y el afecto.
¿Cómo combatir la tendencia a procrastinar?
Aquí te dejamos algunas sugerencias de cómo combatir la procrastinación:
- Organízate: muchas veces dejamos las cosas para el final porque no nos organizamos. Ten una agenda donde apuntes tus tareas importantes y los plazos, así podrás pensar en asignarles el tiempo necesario.
- Ponte plazos: cuando te propongas una meta, divídela en pasos a seguir y ponle fechas límite. Revísalas periódicamente para ver que las estés cumpliendo.
- Recompénsate: cada vez que logres terminar las tareas sin dejarlas para el final, date una recompensa.
- Trabaja tu perfeccionismo: hazte el propósito de perfeccionar las cosas cuando ya las hayas hecho o producido en lugar de pensar cómo hacerlas de manera perfecta.
- Prioriza las tareas importantes: Ten una lista de las tareas a realizar y numéralas en orden de importancia, así podrás asumir primero las que has puesto en primer lugar y podrás asignarles el tiempo que necesitan.
- Corrige los malos hábitos: evalúa si estás utilizando demasiado tiempo en algunas actividades poco importantes como ver tv, soñar despierto, chatear, etc.
- Trabaja tu miedo al fracaso: si temes iniciar una tarea, puedes proponerte trabajar en principio solo 5 minutos y dejarla. Y así, al empezar, verás que el miedo se va disipando, das el primer paso, vences la resistencia y te das cuenta que no era tan difícil.
- Aprende a decir no: así no te llenarás de tareas que después no puedes cumplir.
- Toma una decisión: a veces aplazas una tarea porque no te has puesto a pensar en lo que realmente significa esa tarea, así que puedes decidir pensar en ella y tomar una decisión al respecto.
La procrastinación es un enemigo de la productividad y nos impide aprovechar todo nuestro potencial. Trabajar por corregir esta tendencia nos llevará a sentirnos mejor, tener un autoconcepto más positivo, ser más productivos y experimentar menos estrés.