Existen muchas formas de ser “papá” o “mamá”, algunas de ellas favorecen más el desarrollo saludable de los hijos. Descubre qué tipo de padre sueles ser, seleccionando tu respuesta a las siguientes situaciones:
SITUACIÓN 1: Tu hijo se rehúsa comer, tú:
- Le llamas la atención, lo reprendes y le obligas a comer
- Le suplicas que coma y por último lo dejas, después de todo no quiere.
- Le condicionas el postre si no acaba el almuerzo.
SITUACION 2: Tu hijo rompe una ventana, tú:
- Te molestas y lo gritas.
- Le dices que no es nada y arreglas tú la ventana.
- De manera calmada le pides que ayude a recoger los vidrios (si tiene edad) y quedas con él coger dinero de su propina para reponer el vidrio.
SITUACIÓN 3: Tu hijo siempre olvida hacer lo que le toca en la casa, tú:
- Lo amonestas y regañas, le exiges
- Terminas haciéndolo por él.
- Reúnes a la familia, conversan y discuten las consecuencias de no cumplir con las tareas del hogar.
SITUACION 4: Tu hijo es malcriado contigo en presencia de visitas, tú:
- Le armas un escándalo, le ordenas que se corrija, le humillas.
- Te haces el loco, simulas no darte cuenta.
- Le dices cómo te sientes ante su conducta, le ofreces una elección limitada, sin preocuparte de lo que la visita pueda pensar.
Si tus respuestas suelen ser del tipo a): Tiendes a comportarte como padre imponiendo las normas que consideras justas, aunque tengas que usar la fuerza para ello. En ocasiones eso te lleva a tratar a tus hijos con poco respeto, amenazándolos o gritándolos. Aunque ser firme es importante, debes cuidar el no dañar la relación afectiva con tus hijos.
Si tus respuestas suelen ser del tipo b): Tiendes a comportarte como padre con temor, evitas ponerle límites a la conducta de tus hijos, prefiriendo dejarlos hacer lo que ellos crean conveniente. Si bien es cierto tratas de ser respetuoso con tus hijos, el no ponerle límites a su conducta no los prepara para la vida. Necesitas arriesgarte y probar ser firme con ellos cuando la situación lo requiera.
Si tus respuestas suelen ser del tipo c): Tiendes como padre a tomar responsabilidad, a involucrarte; pones límites claros a la conducta de tus hijos y lo haces de manera amable, sabes que es su responsabilidad formar, cuidar y proteger a los niños de los demás y de su propia conducta.
Recuerda siempre que educar a los hijos incluye reforzar el valor y la dignidad que tienen ellos como personas y que tienen los demás; mostrarles lo que es importante en la vida, prepararlos para vivir en un mundo donde tienen que relacionarse con los demás de manera saludable. Y esto lo hacemos fundamentalmente con nuestros actos. Te ha tocado ser padre, no es posible renunciar a ello.